Villanela a las Fiestas de Ocaña

Villanela a las Fiestas de Ocaña

Amaneció un día bonito. Hace unas semanas, hablando con el director del periódico de mi pueblo, José Rubiales, supe que uno de mis poemas iba a aparecer en el Perfil de Ocaña. José me animó a que le enviase unos versos inspirados en las Fiestas Patronales que este año no iban a poder oficiarse. Las fiestas, que se celebran en la semana del 8 de septiembre, conmemoran la figura de la Virgen de los Remedios, patrona de la Villa de Ocaña. Durante estos días, de los balcones ondean banderas azules y blancas, semblanzas de la Virgen, y cientos de luces colorean las calles y plazuelas de mi pueblo. La efervescencia que hoy se ausenta en nuestras vidas, florecería más que nunca si este virus no nos cercara con su inminente silencio. Pero esto es lo que tenemos.

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No hay paz

No hay paz

La paz es un latido frágil, tenue. Su orilla se abre suave, trazando una curva dulce entre el pronunciado mordisco de dos cabos de piedra. Su ubicación es exacta, perfecta, y le gusta camuflarse ante los mapas: nadie que la busque la encuentra a menos que ella quiera. Es un corzo sobre el manto de la arena descansando de las sombras del bosque. Es terciopelo, como el suspiro de la fuga de una estrella.

La paz no es una ausencia. La paz no es una idea que brote del contraste con la guerra. La paz es un lugar con su silueta y tiene un rostro, o varios y duerme sola en un rincón de nuestra alma. Aunque, por supuesto, también tiene su lugar en el mundo. Un lugar escaso, pero propio.

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La voz (paisaje)

La voz y el canto

A veces sueño con que canto en la vereda. Sueño que canto sin voz, la que no tuve, con las alas de mi ángel cubriéndome la silueta y con un freno sobre el tiempo y sobre el cuerpo de las cosas. Recostándome en los márgenes de todo. A veces sueño con que no hay nada más que un suelo infinito de piedras irregulares y que la espuma del mosto se derrama en vasos de cal pringando de risa la silueta de las cosas. Cómo se habita una casa. Sueño con ese perfume de alacena cerrada liberando su densa espera sin prisa sobre mi olfato. Como quien narra una historia sin trama. Como el que muestra con un gesto un paisaje. Como quien se tiende y no aguarda a nada. A veces sueño con tanto, pero… ¿qué hay tatuada en la espalda de los sueños?

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Quién…

Quién…

¿Quién lanza el dado en el filo
si la suerte no pregunta:
quien desgastó su castigo
o el que asignó la derrota?

¿Quién se alimenta de agua
cuando no sacia su boca?
¿Quién lleva el cántaro al río?
¿Quién lo usará como horca?

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