La fuente (paisaje)

La fuente (paisaje)

Coro de grillos. Luz. La muerte aproximando sus señales. En el camino hacia la puerta de la fuente, el mediodía graba un infierno particular en cada piedra, acatando cada norma del verano. Ríos de vida negra viajan de cráter en cráter transportando los preceptos del invierno y, a los lados, los plátanos lanzan sus ramas en lo alto. Pequeñas obreras trepando las copas para luego regresar hacia su cráter. Pacientes. Conformes. Sumisas. El año amarillea en la villa y el valle sin pausa, se recalienta. Y la puerta de la fuente no se abre y no impide que se aleje quién se acerca. Sed. La sed. En cuclillas y a la sombra desespera. En sus ojos se escurre el último destello de sus fuerzas.

Continuar leyendo «La fuente (paisaje)»

Capricho (Ángeles y condenas)

Capricho

Fuiste un soplo de viento.
Un capricho moreno
de curva silueta
con reflejos de luna gitana.

Te quise.
Y te quise entre mis brazos,
pero siquiera llegué a estrechar
el trazo sutil de tu nombre.

Y dime:
¿A nombre de quién apunto
el corazón que no tengo?
Si un día me lo devolvieran
yo para mí no lo quiero.
Era tuyo.
Y es tuyo.
Aunque patinase aquella noche
en el lunar de tu hoyuelo.

Y no quiero recordarte
como tú, que nada sabes.
Ni me piensas. Ni te dueles.
Ni siquiera sé si existes,
y sin embargo… te quiero.

Mejor que no tengas nombre, sí:
Reflejos de luna gitana
es el nombre que yo te entrego.

 

Los fragmentos (II)

Dos. Los fragmentos.

Está lloviendo, y acabo de darme cuenta.

Los fragmentos. La cosecha. Las preguntas.

Los fragmentos

Podría pasarme horas mirando los fragmentos. Horas. Colecciones de fotografías, papeles tachados, compactos con canciones que me suenan, abalorios mordidos por el óxido, polvo, figuras viejas… Sé que hay una sábana invisible que envuelve a todos estos objetos y, sin embargo, no consigo adivinar su tejido. Los fragmentos, en su paciente descanso, no se miran, y hasta parecen ignorarse. Pero, ¿cómo iban a hacerlo? Eso sería imposible y, solo es cuestión de tiempo que atrape uno de los vértices de la sábana y desenvuelva la incógnita. Mientras tanto, sigo mirando los fragmentos. Sentado. Durante horas.

Continuar leyendo «Los fragmentos (II)»

Adónde marcharán

Adónde marcharán
las alas que no tuve,
las plumas que me manchan,
adónde se las llevan.
Adónde escaparán
los vuelos y las nubes,
los vientos y la risa,
la luz de luna nueva.

Porque ya no descanso
y el múltiple crisparse
de mi pecho
prolifera
sin temor a las fronteras,
a pactos o armisticios.

¿Cuándo decidí yo ser el temblor de un trino?

Mi pulso se tuerce
en el innombrable flujo
de esta inconstancia
de mí mismo.
Un absoluto meandro
en el vacío.
¿Conoces esa forma
en que las cosas se vierten
inevitablemente
sin que nadie las sienta?
Pues a mí se me escurren
los sentidos de la mano
y me quiebro en mil pedazos
si de pronto acude el frío.

Tan incapaz de mí
y de pesarte
que no quiero herir
una llaga de tu tiempo.
No tengo ni dianas
ni flechas,
ni soy arco
ni puerta
por la que cruzar o fugarse.
Atravesado descanso.

Adónde marcharán
las ansias que no tuve,
las cartas que me manchan,
adonde se las llevan.
Adónde escaparán
las letras y las nubes,
las marcas en el cielo,
la luz que no me queda.

Antonio Navarro (inédito)

Otros poemas inéditos en el blog:

Cuál es: https://angelesycondenas.wordpress.com/2020/07/09/cual-es/

Lluvia y sueño: https://angelesycondenas.wordpress.com/2020/08/10/lluvia-y-sueno-san-lorenzo/

Adónde marcharán: https://angelesycondenas.wordpress.com/2020/06/17/adonde-marcharan/

 


Atentamente

Uno que camina

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar