Nana
En un murito dejé
un pedacito, un latido,
por si quisieras volver
otro verano conmigo.
Si lo tomase otra vez
habría brotado un castillo
y las nanas de tu piel
me brindarían cobijo.
En aquel muro bordé
un refugio compartido.
Juntos, ángel, un edén.
Nuestra orillita del río.
*Foto tomada por Arena en una autopista cántabra.
Atentamente
Uno que camina
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