Microrrelato.
Diplomacia de cloaca
Ratas. Enormes y pestilentes ratas. Centenares.
Las ratas se atropellaban unas a las otras robándose las razones. Exhibían bigotes atusados y unos trajes grises muy endomingados, pero al final, eran eso, ratas.
“¡Diálogo! ¡Cobardes! ¡Traición!”, chillaban.
Y aunque vestían insignias de todos los colores, os juro que nunca supe quién decía qué y cuándo.
Solo sé que eran ratas.
Y se morían de ganas por devorarme.
Atentamente,
uno que camina.