MovArt acoge «Deus Ex Machina»
Hoy, Arte.
El pasado miércoles llovía de lo lindo. Caminábamos a toda prisa por un barrio de Madrid buscando un lugar donde cobijarnos, cuando el rostro de un arcángel en un lienzo nos invitó a entrar tras su cristalera. Era Una furtiva lágrima, de Ivo Sirakov, y estábamos frente a MovArt en la Calle Conde Duque. Sonaban melodías de dioses… y de infiernos.
La exposición presenta 17 obras que componen la colección Deus ex machina. Susana, la comisaria encargada aquella tarde en MovArt, nos contó que los protagonistas y los ambientes de los cuadros están basados en la novela Annukari de Anna Bay, su pareja. También nos comentó que el autor siente gran fascinación por el género de la Ciencia-Ficción. Las protagonistas de sus cuadros, tanto en su toda trayectoria como en esta exposición, son principalmente personajes femeninos (ángeles, amantes, humanas) y sus temas no se reducen a escenas de la novela mencionada. Todo va mucho más lejos.

De aquí en adelante, lo que sigue es sólo el fruto de nuestra experiencia de la exposición y la investigación posterior de Sirakov y su obra. De ningún modo es el testimonio de los comisarios de MovArt (que ojalá me disculpen), ni mucho menos, el del autor.
Una vez dicho esto…
Allá vamos.
La exposición
El texto que abre la colección nos confiesa algo profundamente humano: somos incapaces de regresar a la realidad de nuestros recuerdos. Son nuestra tierra prometida. Los lienzos y las palabras de Sirakov son pura sugerencia, pero también cruda representación: sus protagonistas son humanos en los que late una divinidad inevitable… o semidioses condenados a su inevitable humanidad.

Ivo Sirakov es un autor que ha trabajado la pintura en múltiples formatos: en su portfolio exhibe dibujos, paisajes y obras de corte abstracto. Nació y se educó en Bulgaria y al terminar su formación se transladó definitivamente a España. Su sueño era conocer de cerca la obra de sus ídolos de la pintura: Rembrandt, Sorolla, Velázquez…
Tratemos ahora de ponerle forma y voz a su Deus ex machina.
¿De qué nos hablan sus lienzos?
- Las escenas y rostros capturados tratan de atrapar la esencia primigenia de late en el fondo de las cosas. La colección se configura como un relato mítico construido tras una minuciosa investigación poética del ser humano. Sirakov ha representado un universo simbólico en el que la impasibilidad del Tiempo (Nom), el Cautiverio, el Deseo (Nibiru) y la Fertilidad (La flor de la fertilidad) tienen un protagonismo incuestionable en la matriz de todas las cosas.
- El origen del todo se halla también en nosotros mismos. De alguna manera, el relato mudo del origen del mundo está instalado en nuestra genética. En este origen, la humanidad convive, trabaja y se debate agónicamente con fuerzas innombrables (horrores, pulsiones y necesidades) que rigen como leyes el devenir del caos y el cosmos.
- Los humanos y algunos de los animales irradian un aura que iguala en fuerza a la luz natural. Nuestra naturaleza primigenia (o apocalíptica) brilla como brillaba la humanidad dorada del Mito de la Edades de Hesíodo. Brillan como náyades, ninfas y semidioses.
- La naturaleza humana es, en sus estratos más dionisiacos, angélica, arcangélica y demoniaca. Es infernal y celestial. La humanidad es una realidad en la que los opuestos luchan descarnadamente por tomar el control del tablero.

¿Cómo lo hace?
- Aunque Sirakov se ciña a un modelo de representación naturalista, sus lienzos bien podrían servir como un retablo mítico que narra simbólicamente nuestros orígenes y profetiza sobre el devenir.
- La representación es figurativa, y en la mayoría de casos encontramos que se vale del “retrato” y la elaboración de escenas de carácter fantástico.
- Los claroscuros y la presencia de rojos intensos nos sitúan en universos donde lo sanguíneo (el amor, la sangre, las vísceras) es lo fundamental: la sangre es naturaleza pura y la puerta hacia nuestra perfecta realización. En el placer, el dolor y el desgarro sin medida susurra la verdad sobre lo que somos.
- Los contornos de las figuras están difuminados. Contorno y aura se funden a través de un degradado que contrasta con la oscuridad del fondo y normalmente, las figuras se posan sobre un fondo negro que nos hace centrarnos en la expresión de los rostros.
Reflexión
Ya he mencionado que todo lo dicho es el resultado de una reflexión personal acerca de nuestra experiencia de la exposición.
Lo cierto es que yo no puedo dejar de pensar qué con sus cuadros, Sirakov emprende una investigación en la que trata de comprender lo inaccesible de nuestra naturaleza. Según creo, es un aspecto de la humanidad lo que late en el fondo de cada uno de sus ángeles, sus fieras y sus demonios. Creo que a través de ellos Sirakov revisita de algún modo la realidad de esos recuerdos inaccesibles y los dota de sentido y forma. Muchas veces, el recuerdo es una máscara que trata de consolarnos. Otras, es una fuente infinita de inspiración. No lo sabremos, pero quizás el recuerdo sea ese sitio donde un día palpitó timidamente la verdad, y que ahora hemos olvidado.
Para Sirakov, según creo, lo divino y lo demoniaco son expresiones genuinas de un espíritu humano que ha roto o se ha dejado vencer por sus cadenas. Es en nosotros mismos donde habitan los dioses de los mitos, y es ahí donde encontramos la razón y el alcance de nuestra naturaleza.
Pero mientras tanto, debemos conformarnos con sus ecos: los mitos.
Os dejo un enlace a toda la obra y páginas del autor para que le echéis un vistazo por vuestra cuenta y comentéis vuestras opiniones:
MovArt: https://www.movart.es/
Blog con más de sus obras : http://ivosirakov.blogspot.com/
Atentamente
Julia Vílchez y Uno que camina
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of coffee.
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